Los negocios que tratan directamente con el cliente, como puede ser el comercio minorista —también conocido como retail actualmente— se enfrentan a la necesidad de contar con un personal formado y capaz de atender la demanda de cada cliente. No solo importa el buen trato, la amabilidad y la presencia, sino que también es muy importante ser resolutivo y conocer con detalle qué necesita el cliente y qué podría interesarle.
No es cuestión de vender más por el simple hecho de vender, sino de ser capaz de valorar al momento qué está buscando el cliente y qué le podríamos ofrecer porque realmente se adecua a lo que está buscando. Debemos ser conscientes de que el público en general no tiene por qué conocer con detalle todos los productos y servicios (junto a sus características y ventajas). Por eso, es labor del empleado el detectar la necesidad, informar de la solución y, además, aconsejar con sinceridad qué es lo mejor para su caso. No solo importa el producto o el precio, lo que importa es el trato al cliente y la satisfacción de este al finalizar su compra.